Comentarios Intrascendentes Sobre La Literatura Trascendente del MSMA (28).
Propósito Psicológico 28.
LOS SUFISTAS
No se puede hablar seriamente del Sufismo, sin venir a apoyarse sobre la enseñanza de aquel que se nombra el “Gran Sheikh” por excelencia, es decir: Muhyi-d-Din ibn' Arabi. Una decena de años antes de morir, ese Maestro compuso una Obra, que ha quedado como uno de los grandes clásicos del Islam y que acaba de ser traducida por primera vez a una lengua europea bajo el titulo de La Sabiduría de los Profetas. Titus Burckardt, bosqueja la enseñanza y describe la influencia considerable.
El Sufi Abu Bakr Muhammad ibn al' – Arabi, de la tribu árabe de Hâtim at Tâ'î´, nació en el año 560 de la hegira (año 1165 de la era cristiana) en Murcia, Andalucía; murió en el 638 en Damas. En los medios esotéricos del Islam se le apoda “muhyi-d-du î, el verificador de la religión” y ash-sheikh al-akbar, “el más grande maestro”. Su obra doctrinal se impuso por su profundidad y por su síntesis, asimismo que por la fuerza incisiva de ciertas formulaciones, que se refieren a los aspectos más elevados del Sufismo. Los libros y los tratados del maestro fueron muy numerosos; la mayoría de entre ellos parecen estar definitivamente perdidos; entre aquellos que subsisten: los Futûhât al Makkiyah (Las Revelaciones Mecuanas) y los Fuçûç al-Hikam (La sabiduría de los Profetas) son los más célebres.
Precisemos que el titulo “ La Sabiduría de los Profetas” no es más que una paráfrasis, desde entonces consagrada por el uso, del titulo árabe Fuçûç al-Hikam, que significa literalmente “los engarces de las sabidurías”. Esa expresión define menos el contenido del libro que no lo resume simbólicamente, y no podría ser comprendida sin conocimiento previo del simbolismo del cual se trata: al-façç - singular de Fuçûç es el engarce que engastaba la piedra o el sello (al-khatam) de una sortija; por “las sabidurías” (al-hikam) es precíso comprender los aspectos de la Sabiduría divina.
El “Sello” (khalam) en letras kuficas monumentales, compuesto de la fórmula huwa-Allâh: “El es Dios”, repetida cuatro veces a guisa de swastika y encuadrada de un octágono. Las cuatro hâ del pronombre huwa forman el cuadrado central, con la cruz inscrita en él. Las cuatro waw del mismo pronombre constituyen las ramas enrolladas de la swastika. El nombre Allah, repetido cuatro veces, llena los espacios intermediarios. La letra hâ corresponde a la no-manifestación o a la contracción, la letra waw a la manifestación o a la expansión. El pronombre huwa (él) es el símbolo de la mismidad divina y toda la fórmula exprime la identidad de la Esencia y de las cualidades divinas y universales; ella es pues la análoga de la ecuación de Atman y de Brahman en el Hinduismo. La disposición de las cuatro huwa en forma de swastika sugiere también el “Expire divino”. El octágono es el símbolo del Trono divino (al- 'arsh) que no es otro que el Espíritu Universal (ar-rûh).
En alguna ocasión he dicho que el más grande enemigo de un religioso es otro religioso, o un Ser humano cualquiera, que tenga un concepto o imagen diferente de Dios a la que él se aferra con su Fe. El problema se encuentra en que la Religión presupone que Dios es UNO, independientemente de que su Magna Obra, la Realidad , sea infinitamente DIVERSA. Se olvida de que, como Humanos, somos parte de la realidad y que cada individuo es un proyecto original e irrepetible dentro de la unidad de la Magna Obra Divina. Este es el origen de las llamadas herejías, los cismas y las guerras santas. Generalmente los temperamentos religiosos no van más allá de lo espiritual y lo espiritual sólo es el nivel de manifestación Divina que se encuentra a la mitad de una escala de siete niveles, como cuarto nivel, por encima de lo sensorial, lo valorativo y lo racional, en la cúspide lo humano, y es un nivel inferior a lo Sagrado, al Ser, al Cosmos y al Absoluto. Es necesario entender que lo espiritual no es lo más elevado de la naturaleza de los Seres Humanos, sin dejar de ser totalmente necesario.
Debido a esto la Sagrada Tradición Iniciática Real tiene escuelas de diversos niveles, e Instructores y Maestros, para capacitar a los candidatos a la Iniciación en la experiencia de lo Sagrado en forma ordenada, por medio de una ORDEN de Iniciados, de acuerdo con la experiencia que resume los esfuerzos de todos los Seres Humanos de todos los tiempos. Y, precisamente, la Tradición Iniciática trata, como primer paso, de superar los dogmatismos religiosos, sin restar importancia a la Religión.
Cuando uno contempla el Sello de los Sufis se da cuenta de su nivel de Iniciación Sagrada y Real, independientemente que no conozca su lenguaje hablado, sus costumbres ni su historia. Y esto también hay que tenerlo presente, porque las palabras de los diversos idiomas, o dialectos, no significan casi nada después del plano de lo espiritual, y más bien son un poderoso vehículo de confusión, como cuando se habla de los Cristos, de los Budas, de los Quetzalcóatls y demás Seres Prototípicos, de diversas regiones y culturas que, a fin de cuentas, son símbolos que la conciencia humana utiliza para transitar entre lo humano y lo sagrado, lo indecible de la Esencia Divina que se encuentra en el SILENCIO, más allá de todas las palabras.
Por otra parte, y dentro de lo mismo, hay que considerar que en la Era de Acuarius las comunicaciones han adquirido un gran Poder, negativo y positivo - como todo en la Realidad - y que ahora están al alcance de los niños todavía incultos y de los adultos que siguen siendo incultos. Es necesario una vez más, recordar que la Iniciación no es fortuita, gratuita, o circunscrita a ninguna creencia, sino que es resultado de una auténtica cultura integral que exige enormes esfuerzos para elevar la conciencia mediante disciplinas libremente consentidas e inspiradas por modelos vivientes de Seres Humanos reconocidos por su integridad, su generosidad y su deseo de servir impersonalmente a la Humanidad , es decir de colaborar con Dios.
Debido a esto, por encima de una Gran Fraternidad Universal, que incluye a toda la Humanidad , y sin derecho a tener ninguna supremacía, se encuentra la Suprema Orden del Acuarius, con sus Discípulos y Maestros, que sienten la necesidad de alcanzar la Gracia y saben que solamente lo pueden conseguir inspirando a los demás Seres Humanos a ser mejores de lo que ya son.
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